EL INTERÉS DE SER UNO MISMO
EL INTERES DE SER UNO MISMO
Interesarse
por uno mismo no significa ser egoista pero
por desgracia estos dos términos se mezclan en nuestras mentes y las
identificamos como una misma cosa, egoísmo.
Good old Webster nos puede ayudar a hacer la distinción.
En su diccionario se describe el interés
por uno mismo como algo que surge de la preocupación por
el bienestar de uno y su beneficio.
La definición de egoismo va
un poco más allá: "Es la preocupación de uno mismo por su bienestar y su
beneficio prescindiendo de los demás".
La gran diferencia es que se prescinde
de los demás.
Podemos tener consideración para
con los demás, preocuparnos por su bienestar y sus sentimientos y aun así
podemos preocuparnos por nuestro bienestar y
reaccionar ante ello.
Por ejemplo: mientras me preocupo por los sentimientos y
el bienestar de mi pareja, a veces lo que yo quiero puede
provocar que se sienta incomodo si continuo y persigo lo que yo quiero; y lo
haré aunque me preocupe más por él que por mi falta de
interés.
Por lo tanto no actuaría de forma egoísta.
¿Suena esto a racionalización?
Sí, si he dicho todo esto para excusar mi comportamiento pues
si no me podría sentir culpable.
Millones de personas en nuestra sociedad,
especialmente las mujeres, se sienten culpables de comportarse
egoístamente.
Por desgracia, estos mismos millones también se
sienten culpables de sentir interés
por sí mismos porque lo confunden indistintamente con
ser egoístas.
Por lo tanto, parece como si pudiésemos comportarnos
de forma egoísta sin sentirnos culpables, podríamos
distinguir más fácilmente aquellas veces mas numerosas en las que actuamos por
nuestro propio interés y hacer, de modo realista, la misma distinción que hace
Webster más conocido por sus definiciones que por sus racionalizaciones.
Entonces, ¿por qué nos sentimos culpables?
La culpa que es algo diferente a arrepentirse o
lamentarse por los propios actos tiene dos orígenes, primero hacemos la
distinción y juzgamos unos actos como malos o erróneos y otros como buenos o de
gran valor.
El acto de juzgar o evaluar los actos juega
un papel importante ya que nos permite dirigir nuestras conductas no
sólo para llegar a obtener una vida lo mas agradable posible sino también para
minimizar el dolor y el castigo.
Si nunca evaluásemos nuestras acciones, más pronto
o más tarde nuestro comportamiento acabaría
causando graves consecuencias que repercutirían en nosotros mismos.
Posiblemente podríamos acabar encerrados
de por vida o incluso asesinados.
No se obtiene mucho placer de
eso.
Si asumimos que de alguna manera nos contenemos
para no cometer actos delictivos, y aun así a menudo la sociedad desaprueba
nuestras costumbres desagradables nunca conseguiremos ni muchas recompensas ni
muchas satisfacciones por parte de ella; por lo tanto este proceso de juzgar
nuestros actos es importante para todos nosotros y se debe
a nuestro sentimiento de remordimiento.
Si juzgara un comportamiento como
equivocado, como gritar a los vecinos, y un dia fuera yo quien estuviera
gritando a todo pulmón, seguro que no me sentiría bien.
Me arrepentiría y lo
sentiría pero no me creería culpable.
Me sentiría culpable sólo
si mis pensamientos fueran más allá.
Para sentirme culpable no
sólo tendría que juzgar mis actos, sino también juzgarme a
mí mismo, mi valor y estimación como persona.
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